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21 septiembre, 2006

Documento sobre Subdesarrollo

SUBDESARROLLO

Enfoques en torno al subdesarrollo

Extraído de: Márquez, Juan. 1988. Iberoamérica: tercer mundo, revista Rábida n° 4, págs. 55-62.

No hace siquiera un tercio de siglo empezó a tomarse el fenómeno del subdesarrollo como consecuencia de condiciones naturales desfavorables (Clark, 1977), sin embargo muy pronto los políticos lo achacaron a la colonización, mientras que las interpretaciones marxistas de los años 70 apuntan como causa el intercambio desigual y el imperialismo. Otros sectores de opinión veían el subdesarrollo como producto del acelerado crecimiento demográfico. Lo cierto es que 3/4 partes de la humanidad forman parte de sociedades subdesarrolladas, cuyas precarias condiciones de vida son denunciadas en 1955 en la conferencia de Bandung (Indonesia), creándose a partir de entonces un movimiento de países no alineados y una conciencia de tercer mundo como sociedad explotada.

Sin embargo, las nuevas formulaciones económicas de los años 60 concebían al subdesarrollo como un estadio, punto de partida, que conduciría al desarrollo. Así, el paso del subdesarrollo al desarrollo sería cuestión de tiempo, de ir superando etapas, que llevarían inexorablemente al desarrollo. Según esta formulación todo país hoy desarrollado habría tenido un estadio de subdesarrollo. El principal representante de esta teoría neoclásica, Rostow (1961) elaboró entre 1960-1965 un modelo en el cual se pueden inscribir todas las etapas de crecimiento que conducen al desarrollo. Esta concepción, hoy fuertemente criticada, caló y está calando profundamente en los países capitalistas que han elaborado sus políticas teniendo en cuenta este modelo. Rostow consideraba el subdesarrollo como un proceso lineal:

• En la primera etapa están las sociedades tradicionales, caracterizadas por el predominio de economías agrícolas de subsistencia y baja productividad. En ellas se carece de tecnologías, la estructura sociopolítica está muy jerarquizada y la riqueza se vincula y concentra en la tierra. Casi todas las sociedades del s. XVIII estaban en esta fase.
• La superación de esta primera fase constituye la etapa de despegue –o take off– propiciada por un incremento de capital, humano o monetario, de carácter endógeno o exógeno o por la existencia de algunos recursos estratégicos.
• A partir de aquí, se desarrolla durante una o dos décadas el impulso inicial, aumentándose la inversión productiva por encima del 10% de la renta nacional y los traspasos de población agraria a industrial. En esta etapa se desarrolla un nuevo marco político e institucional dominado por una burguesía capitalista.
• La evolución posterior da lugar a la etapa de madurez, donde se difunde el crecimiento y las mejoras tecnológicas al conjunto de las actividades productivas durante tres o cuatro décadas.
• La etapa final, constituye la sociedad de consumo de masas, con un sector servicios y de bienes de equipo dominante.


La duración de las distintas etapas se reduciría cuanto más tardío fuese el despegue, porque el país en cuestión aprovecharía todas las experiencias de los restantes países en un desarrollo en que todos los países convergerían...
Al mismo tiempo que las teorías Rostownianas daban una esperanza, quizás infundada, a los países subdesarrollados, el Banco Mundial y otras instituciones deciden emplear otros términos para definir esta situación altamente conflictiva. Así las denominaciones de países en vías de desarrollo, del tercer mundo, del cuarto mundo, tratan de aminorar el contenido peyorativo del subdesarrollo (Méndez y Molinero, 1984).

Las críticas a Rostow no se hicieron esperar ante el evidente distanciamiento de los países desarrollados de los subdesarrollados durante los años 70-80 y porque se había propugnado un desarrollo productivista con una meta final de sociedad de consumo y no de bienestar y felicidad.
Actualmente el subdesarrollo no se concibe como un proceso dinámico, es decir como hecho temporal que cada país debe padecer, sino como fenómeno complementario y coetáneo al desarrollo, incluso dentro de un mismo país (Myrdal, 1979). Esta complementariedad es propiciada por las economías de intercambio desigual. Existen regiones que se especializan en la producción y exportación de productos naturales o semielaborados, constituyendo las zonas más desfavorecidas, frente a otras que producen y exportan elementos elaborados e industriales, que son las desarrolladas

En definitiva la dicotomía entre regiones desarrolladas y subdesarrolladas es resultado de los procesos de división internacional del trabajo, porque:

Un elevado número de regiones funcionan como abastecedores de


- Energía: Venezuela
- Materias primas: Chile
- Alimentos: Centroamérica
- Mano de obra: Méjico

b. Mientras que pocas regiones concentran las actividades más productivas, la tecnología y la información.

Por tanto, las relaciones de intercambio que se producen entre los dos bloques son desiguales, creándose vínculos de dependencia a favor de los países desarrollados.
La intensificación de estos vínculos de dependencia han sido esquematizados por Presbisch y Amin en los modelos centro-periferia (Lluch, 1981), es decir una Norteamérica desarrollada y una Iberoamérica periferia del mundo capitalista, que trabaja para la primera. Así, en definitiva el desarrollo-subdesarrollo son las dos caras de una misma moneda y la historia de una distorsión entre el diferente ritmo de crecimiento de una población y sus medios productivos, sus infraestructuras y sus servicios.

En este sentido, Iberoamérica se presenta en general como un espacio de subdesarrollo homogéneo, a pesar de su diversidad física, patente desde la grandiosa Cordillera de Los Andes hasta la gran cuenca del Amazonas (Colin Delavaud, 1973). La amplitud territorial de este subdesarrollo se debe al factor histórico colonización, que le afectó de una manera global. Durante la misma, la cultura Ibérica desplaza a la precolombina, aunque no la anula, sin embargo, es el sustrato cultural ibérico el que define a estos territorios, porque los emplazamientos de Francia en las Guayanas, Haití, Guadalupe y Martinica, del Reino Unido en Jamaica y Malvinas o de Holanda en el Surinam añaden poco peso demográfico y territorial al contexto Iberoamericano.

La historia contemporánea, a través de la Independencia, no brindó a Iberoamérica la oportunidad de desarrollo, porque el neocolonialismo se empecinó en mantener las estructuras agrarias y sociales, ya trasnochadas, de las antiguas metrópolis.

1 Comentarios:

Blogger Rodrigo Hernandez Cisternas dijo...

Me parece interesante saber del concflicto mexicano

10:40 a. m.

 

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